Alejadas del continente casi 1000 km, las Islas Galápagos, principal estandarte de la Teoría Darwiniana de la Evolución de las Especies, constituyen el sueño dorado de muchos buceadores, ya que debido a su ritmo evolutivo propio, así como algunas otras características que las hacen especiales, ofrecen un éxtasis visual para el visitante, contando con una de las más famosas diversidades biológicas del mundo, tanto bajo el agua como en superficie.
De origen volcánico, estas islas nunca estuvieron unidas al antiguo continente Pangea, hecho que unido a su remota situación, hace que en ellas encontremos especies únicas, que no existen en ningún otro lugar del mundo. Además, su posición geográfica las sitúa en la intersección de 3 corrientes marinas principales: la Corriente de Humboldt fría y rica en nutrientes, la de Panamá, que con su temperatura calida favorece el crecimiento de los corales, y la fría corriente de Cromwell que afecta sobre todo a las islas centrales. De este modo, la combinación de su situacion remota, las corrientes, los nutrientes y la presencia a su alrededor de aguas oceánicas de poca profundidad, las convierten un lugar con gran magnetismo para la vida marina. Dentro del archipiélago, los islotes de Wolf, con sus espectaculares bancos de tiburón martillo de cientos de ejemplares, y Darwin, donde es prácticamente seguro el encuentro con tiburones ballena si lo visitamos en la época correcta, son las más famosas joyas en lo que a buceo se refiere.
Inmersiones con leones marinos, rayas águila, tortugas, iguanas marinas, varios tipos de tiburones, el raro pez murciélago de labios rojos y la posibilidad de encuentros con majestuosas mantas del Pacífico terminan de hacer de las Galápagos un destino que visitar al menos una vez en la vida.